Me ha sorprendido para mal encontrar a una periodista de «El País» hablando de lo dañino que es que los jóvenes tengan de ejemplo a un deportista cómo Ilia Topuria. «En ese alarde de masculinidad, derroche de testosterona y bravuconadas» así reza el clickbait puesto por el periódico, llevándote a un artículo donde, además de pagar por leerlo, se dicen tontería tras tontería condenando un «deporte tan violento».
En mi opinión
Ilia Topuria es un ejemplo de perseverancia, pasión y talento en el mundo de las artes marciales mixtas. Acaba de hacer historia al convertirse en el primero español en ser campeón mundial de peso pluma de la UFC, la mayor empresa de este deporte. Con su victoria sobre Alexander Volkanovski, el australiano, Topuria demostró su capacidad de confianza en sí mismo, su combinación de estilos y su cardio fuera de lo común. Además, ha sabido superar los obstáculos y las críticas con humildad y profesionalidad. Topuria es una estrella que escribió su destino y que descubre un nuevo mundo a España. Para mí, eso es lo que tiene que ser un ejemplo para todos los jóvenes, él hecho de proponerse algo y luchar hasta la extenuación por conseguirlo.
Y desde luego, continuando con el tema, las artes marciales no son un deporte que no se deba de practicar y aquí enumeró mi razonamiento:
La práctica de artes marciales no solo ofrece habilidades de defensa personal, sino que también conlleva una serie de beneficios significativos para la salud física y psicológica de quienes la practican.
En primer lugar, a nivel físico, las artes marciales proporcionan un entrenamiento completo que mejora la fuerza, la flexibilidad y la resistencia. Los movimientos específicos desarrollan la coordinación y el equilibrio, promoviendo una forma física integral. Además, el entrenamiento constante en artes marciales puede ayudar a mantener un peso saludable y mejorar la salud cardiovascular. Desde el punto de vista psicológico, la práctica regular de artes marciales fomenta la disciplina y la concentración. Los practicantes aprenden a controlar su mente y a mantener la calma incluso en situaciones desafiantes. Este enfoque mental puede tener beneficios significativos en la vida cotidiana, ayudando a reducir el estrés y la ansiedad.
Las artes marciales también promueven la autoconfianza y la autoestima. A medida que los individuos avanzan en su entrenamiento y superan desafíos, desarrollan una sensación de logro que se refleja en otros aspectos de sus vidas. La autoconfianza adquirida en el tatami o el dojo se traduce en una actitud positiva frente a los desafíos cotidianos. La socialización es otro aspecto destacado, ya que la mayoría de las artes marciales se practican en grupos o clases. Esto crea un sentido de comunidad y camaradería entre los practicantes, contribuyendo a un bienestar emocional general. Además, las artes marciales enseñan principios éticos y valores como el respeto, la humildad y la perseverancia. Estos aspectos no solo influyen en la conducta dentro del entorno de entrenamiento, sino que también se trasladan a la vida diaria, fortaleciendo las relaciones interpersonales.
La práctica de artes marciales va más allá de la adquisición de habilidades de autodefensa. Ofrece una vía para mejorar la salud física y psicológica, cultivando virtudes que benefician a los practicantes en su vida cotidiana.
Te animo a que pruebes una de tantas distintas disciplinas deportivas que existen en el mundo y que te ayudará a tener una vida más sana:
- Karate
- Taekwondo
- Judo
- Kung Fu
- Jiu-Jitsu Brasileño
- Aikido
- Muay Thai
- Boxeo
- Capoeira
- Wrestling o lucha grecorromana
- Y por supuesto las artes marciales mixtas